La presión arterial alta, o hipertensión, es un importante problema de salud muy frecuente en las personas mayores. El sistema vascular cambia con la edad. Las arterias se vuelven más rígidas, lo que provoca un aumento de la tensión arterial. Esto puede ocurrir incluso en personas que tienen hábitos cardiosaludables y se encuentran bien.
La hipertensión no suele causar signos de enfermedad inicialmente que se puedan ver o sentir. Por ello, muchas personas ni siquiera saben que la padecen.
Si la hipertensión no se controla con cambios en el estilo de vida y medicación puede provocar graves problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares (como cardiopatías y accidentes cerebrovasculares), demencia vascular, problemas oculares y enfermedades renales.
Aunque es una cuestión que alarma la buena noticia es que se puede controlar en la mayoría de las personas.
¿Cómo se mide la tensión arterial?
Cuando un profesional sanitario le mide la tensión arterial, utiliza un manguito alrededor del brazo que se aprieta y luego se afloja gradualmente. Los resultados se expresan en dos cifras. La primera cifra, llamada tensión arterial sistólica, es la presión que ejerce el corazón al contraerse y expulsar la sangre. La segunda cifra, denominada presión arterial diastólica, es la presión que se produce cuando el corazón se relaja y se llena de sangre.
La lectura de la tensión arterial se obtiene sumando la tensión arterial sistólica y la tensión arterial diastólica. Los niveles de tensión arterial se clasifican en función de esas dos cifras.
Si tengo la tensión arterial baja
La tensión arterial alta para las personas mayores oscila entre 130-139/80-89. Los valores más altos indican una hipertensión cada vez más peligrosa. La larga lista de complicaciones asociadas a la hipertensión va desde un mayor riesgo de insuficiencia cardiaca hasta un mayor riesgo de ceguera.
La tensión arterial normal para la mayoría de los adultos se define como una tensión sistólica inferior a 120 y una tensión diastólica inferior a 80.
Si tengo la tensión arterial alta
La presión arterial elevada se define como una presión sistólica entre 120 y 129 con una presión diastólica inferior a 80.
La hipertensión arterial se define como una presión sistólica igual o superior a 130, o una presión diastólica igual o superior a 80.
En el caso de los adultos mayores, a menudo la primera cifra (sistólica) es de 130 o más, pero la segunda (diastólica) es inferior a 80. Este problema se denomina hipertensión sistólica aislada y se debe a la rigidez de las arterias principales relacionada con la edad. Es la forma más común de hipertensión arterial en los adultos mayores y puede provocar graves problemas de salud, además de dificultad para respirar durante una actividad física ligera, mareos al ponerse de pie demasiado rápido y caídas.
La hipertensión arterial no suele presentar signos ni síntomas, pero los controles rutinarios de la tensión arterial ayudarán a detectar niveles crecientes. Si la lectura de su tensión arterial es alta en dos o más revisiones, el médico también puede pedirle que se la mida en casa.
A la hora de decidir si iniciar un tratamiento para la hipertensión, las personas mayores deben tener en cuenta otros problemas de salud y su estado físico general.
¿Cómo puedo controlar mi tensión arterial?
Se puede bajar la tensión cambiando los hábitos rutinarios y tomando medicación si así lo prescribe tu médico. El tratamiento requiere una revisión médica continua, sobre todo si padeces otras enfermedades como la diabetes.
Puedes hacer cambios en tu estilo de vida para prevenir y reducir la hipertensión:
Mantén un peso saludable. El sobrepeso aumenta el riesgo de hipertensión. Pregunta a tu médico si necesitas perder peso. En general, para mantener un peso saludable, debes quemar el mismo número de calorías que comes y bebes.
Haz ejercicio. La actividad moderada, como caminar a paso ligero o nadar, puede reducir la tensión arterial alta. Fíjate objetivos a la hora de hacer ejercicio de forma segura y ve aumentando hasta alcanzar al menos 150 minutos (2,5 horas) a la semana. Consulta a su médico antes de iniciar un plan de ejercicio.
Sigue una dieta cardiosaludable. Una dieta equilibrada de verduras, frutas, cereales, proteínas, lácteos y aceites.
Reduce el consumo de sal. Con la edad, el organismo y la tensión arterial se vuelven más sensibles a la sal (sodio), que se añade a muchos alimentos durante su elaboración o preparación. Limitar la cantidad de sal diaria puede ayudar.
Consume menos alcohol. Beber alcohol puede afectar a la tensión arterial.
No fume. Fumar aumenta el riesgo de hipertensión, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y otros problemas de salud. Si fuma, deje de hacerlo. Los beneficios para la salud de dejar de fumar pueden observarse a cualquier edad: nunca se es demasiado mayor para dejar de fumar.
Duerme bien. Informa a tu médico si le han dicho que ronca o que parece que deja de respirar por momentos cuando duerme. Esto puede ser síntoma de un problema llamado apnea del sueño. Tratar la apnea del sueño y dormir bien puede ayudar a reducir la tensión arterial.
Controlar el estrés. Afrontar los problemas y reducir el estrés puede ayudar a bajar la tensión arterial alta.